miércoles, 16 de septiembre de 2009

Me parece que todos se van a las mismas, la sociedad esto, la sociedad aquello. En mi opinión, no es cuestión social. Cierto que influye el contexto en el que nos sumerjamos, pero todos los temas son individualistas. La sociedad presiona, pero no obliga: uno no cree en algo porque la sociedad le apunte con una pistola si no lo hace, cree en algo porque al ver que todos lo hacen, piensa que es lo correcto. ¿Díganme si no es cuestión individual entonces? Siendo mas específica, el artículo de Elvira Lindo me pareció toca temas que a la mayoría pueden parecerle irrelevantes, pero no hay mejor forma de darse cuenta de lo que es una persona que a través de su educación. Cabe mencionar que aquí el concepto de educación se estrecha a un campo meramente cultural, apartando por completo lo académico. Verónica Murguía se encargó de desenvolver precisamente este concepto, y de demostrar como algo que puede parecer tan sencillo en realidad es la base de todo. Yo no podría estar más de acuerdo. Ella habla del desperdicio de agua, del “¿y yo porque?” y cosas por el estilo, pero su crítica bien puede aplicarse a todos y cada uno de los aspectos cotidianos. Si una persona pega su chicle masticado debajo de una banca, si otra persona le cede su lugar en el camión a una anciana, si alguien tiene el interés puro de ayudar, sin pensar en el beneficio propio, la educación siempre esta detrás, detrás de porque las personas piensan como piensan y actúan como actúan. El artículo de Rosa Montero me pareció uno de los mejores, habla de cómo a pesar de estar todos en constante convivencia, nos limitamos a intercambiar dos o tres palabras banales y cerrarnos en nuestro propio ciego y patético universo. Ciego y patético, si, porque nos encerramos y no nos permitimos ver lo que hay fuera, echándole por supuesto la culpa a otros factores, tecnología, gobierno, religión, etc. etc. sin ver que en realidad el origen de todo es el temor. La gente le teme al conocimiento. El artículo de Rafael Argullol, fue mi favorito, el tema que toca es muy interesante y sin embargo poco aludido: ANTIILUSTRACION. Habla de esto, del temor al conocimiento, acompañado de la falta de interés, debido, nuevamente, a la educación. Lamentablemente la mayoría de los mexicanos han sido educados para ser unos mediocres conformistas sin sed de conocimiento; como bien dice Argullol, “si no sirve, entonces ¿para que?” La ignorancia en todo su bendito esplendor. Se le ha enseñado a la gente que el conocimiento, no solo no brinda logros considerables, sino que además puede conducir a lo opuesto. Siempre se ha planteado así, "mientras menos sepas, mas feliz serás" y ha sido el lema no oficial de innumerables instituciones de control de masas, como la Iglesia; tan sencillo como “Al pueblo pan y circo”. Frase digna de un análisis eterno. Lo más deprimente del caso es que siempre termina por funcionar. En cuanto a Gonzalo Casino, pienso que se enfoca más en las prioridades, los engaños, las justificaciones... A una persona promedio no le importara hacerle creer a millones de personas que están enfermas siempre y cuando obtenga una buena retribución monetaria por ello. Los científicos con una supuesta formación respetable, se justifican a través de babosada y media que solo ellos se creen pero que, claro, para ellos es más que suficiente. Hablando de un tema tan delicado como lo es la salud, no podemos creernos Dios y decir: "tu estas enfermo y tu no lo estas", mucho menos con intereses económicos de por medio, la visión jamás será objetiva, y por ende tampoco lo serán los resultados. Jorge Moch, me parece hace un buen punto, con matices erróneos. No es cosa de criticar a la religión, la religión es algo que va mas allá de lo tangible y de nosotros, pero la Iglesia como tal, como institución, es algo que fue creado en su totalidad por el hombre y por tanto no puede ligarse a lo divino. Que lo segundo utiliza a lo primero para manipular a la gente es muy cierto, pero es tonto pensar entonces que la culpa recae en la fe. Aquí es todo percepción, esta clase de cosas suceden todo el tiempo y en todos los ámbitos, es solo que la gente lo ve peor porque se trata de la iglesia, de alguna manera, piensan que una persona por ser sacerdote o monja, ya es una “buena” persona o al menos debe de tener cierto tipo de obligación moral; podemos ver que no hay cosa mas falsa. La impunidad es un tema tan vasto y controvertido que ni siquiera me aproximaré a tocarlo. De Marcos Aguinis me gustó más el segundo artículo, puesto que el primero básicamente trata de la incongruencia, la incapacidad para tomar buenas decisiones (por parte de todos), la vanidosa necesidad de llenar un papel y en el intento fallar mas de lo que se hubiera creído, cosas que finalmente desembocan en la falta de inteligencia, problemática para la cual, no veo solución que no caiga dentro de lo utópico. El último en cambio habla del rol de la mujer, de cómo se le ha visto a lo largo de la historia, de cómo ella misma se ha puesto infinidad de impedimentos. Asunto cultural salpicado de religión, pero retomando lo anterior, la Biblia fue escrita por hombres, no por Dios, ¿como podemos saber lo que es y lo que no? Lo único cierto es que miles de años de opresión son difíciles de superar, pero no hay que echarle del todo la culpa a los hombres; las mujeres dentro de su misma educación pierden la perseverancia, el implacable deseo de ser reconocidas, aun siendo brillantes. Pienso que esto simplemente debemos dejárselo al tiempo, es toda una vida la que se requiere para cambiar un modo de pensar, un estilo de vida; generaciones y generaciones participando en un cambio paulatino, solo hay que esperar que se de, y que no tarde mas que la extinción.
Pienso que este tipo de artículos pueden impregnar aunque sea una o dos frases en las mentes de quienes los leen, siendo así de optimistas, podemos recurrir a uno de los mas grandes lugares comunes de la historia: “Aprender de los errores”. Ver en lo que caen las personas y procurar esquivar esos baches. Recordar el porqué se nos ha puesto aquí, y no lo digo como humanidad involucrando espiritualismo, sino como estudiantes, como universitarios y como científicos. Ver el conocimiento como lo que es, y entender exactamente lo que aporta, reconocerlo como arma al igual que medio de satisfacción personal por si mismo, sin tener que lindarse a otras ramas. No temer, y saber actuar…

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