domingo, 30 de agosto de 2009

La habitación china


Uno de los filósofos más interesados en refutar la IA fuerte fue John Searle con un caso hipotético llamado el “Cuarto Chino”, en el cual el planteó considerar si era correcto decir que un ordenador podía pensar.

El experimento consiste en colocar a una persona en una habitación con una colección de escritos en chino, idioma que desconoce, siendo para él simples símbolos sin sentido. Posteriormente esta persona recibe una segunda colección de símbolos en chino acompañados de un conjunto de reglas para correlacionar los escritos de esta segunda colección con los de la primera. Tales reglas están en el idioma de la persona (inglés), y por tanto las entiende. Estas reglas le permiten identificar los símbolos solo por su forma (excluyendo toda característica semántica) emparejándolos unos con otros, intentando reproducir el comportamiento de un ordenador (<>). Supone también que se recibe una tercera serie de escritos en chino acompañados de nuevas instrucciones, también en inglés, que le permiten correlacionar los elementos de la tercera con la de las dos primeras series, y que a la vez le instruyen como devolver ciertos símbolos chinos en “respuesta” a ciertas clases de símbolos que aparecían en la tercera serie, cabe mencionar que la persona que se encuentra en la habitación desconoce que le hacen preguntas y le piden respuestas mediante las instrucciones.[1]

Podemos decir que la habitación simula al cuerpo del computador, la persona al programa, los símbolos e instrucciones a los comandos y las personas fuera de la habitación a los programadores.

Turing responde a la pregunta que se planteó en 1950 de si ¿pueden las máquinas pensar? basándose en su test de inteligencia; desde entonces, esta pregunta ha sido debatida así que para contestarla Turing propuso un procedimiento con objeto de comprobar si una simulación de la mente en un ordenador era o no válida: el llamado juego de la imitación, también conocido como test o prueba de Turing. Esta prueba trata de que un observador aislado no sea capaz de distinguir entre la actuación de una máquina y la de un humano; si sucede así, se deduce para algunos científicos, que el ordenador posee los mismos estados mentales que un humano.[2] A esto pienso que una máquina realmente inteligente debe poseer conciencia de sí mismo, saber que existe y como premisa fundamental debe cumplir con la característica de que, no teniendo programación suficiente para resolver un determinado problema, posea la capacidad creativa para responderlo correctamente, es decir que, la única forma en cómo realmente podríamos comprobar que una maquina tiene la capacidad de pensar sería, no programándola para dar una respuesta posterior, en ese momento habremos creado a él ser que nos relegaría como la especie dominante de la tierra, debido que demostrarían que pueden crearse sus propias reglas. Turing afirmó que en el 2000 un ordenador tendría un 30% de probabilidades de engañar a una persona durante 5 minutos; pensaba que una máquina nunca podrá ser amable, hermosa, tener sentido del humor, enamorarse, aprender de la experiencia ni equivocarse. [3] Queda claro queda la IA débil o simulacionismo, pretende que una computadora simule errores humanos durante su tarea pero a pesar de que se trata de un error, para la máquina a la que se le programa este “error” será un acierto; un error no es lo mismo en el humano y en la computadora; no podemos decir que las maquinas erran, porque no tiene la capacidad de comprender por sí mismas que es la que están “realizando”.

Searle piensa que la prueba de Turing no mide si un programa de computadora tiene mente o se asemeja a un ser humano, ya que cualquier individuo o máquina al que se le suministre reglas formales para que las sigan en circunstancias específicas puede simular el desempeño de un ser humano. El que practique operaciones sintácticas no implica que comprenda o que haya contenidos semánticos ni saber acerca del mundo real. Con estos argumentos intenta desacreditar la Inteligencia Artificial fuerte.





Referencias:
[1] Hierro-Pescador, José. Filosofía de la mente y de la ciencia cognitiva. Edit. AKAL, Madrid 2005. p. 236
[2] Crespo, óp. cit., p. 70
[3] http://personal.us.es/jnr/publicaciones/JNavarro_CSDLHC.PDF Cómo salir de la habitación china.

Si trato de demostrar lo que Searle plantea, entonces los argumentos y acciones que propone serán los argumentos.

A: Una persona se encuentra en la habitación China rodeada de símbolos en Chino
B: La persona conoce el chino
C: La persona recibe un conjunto de reglas en su idioma para correlacionar los símbolos chinos
D La persona envía una respuesta esperada sin saber que responde
E: La persona se comporta como una computadora ya que simplemente maneja la información pero no la entiende.









Como era esperado, el argumento de Searle es inválido ya que muestra algunas inconsistencias que le fueron bastante criticadas en el tiempo en que publicó su teoría. Por mi parte no estoy de acuerdo con que las computadoras piensen o posean nuestros estados mentales y es lo que apoya Searle más, su forma de poner en tela de juicio el argumento de Turing es inválido pues pretende demostrar que la computadora no piensa usando a un ser humano que de hecho maneja la información pero no la entiende más el mecanismo que utiliza es diferente al de la computadora. En el tiempo en que llevé a cabo este trabajo en la materia de Teoría computacional de la mente, no estaba de acuerdo con la teoría de John Searle pero ahora la lógica matemática me apoya al invalidar su teoría.
Finalmente demuestro que hay una contradicción en sus argumentos por lo que es inválido:

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